Cada vez que se habla de pobreza, la pregunta y el titular que no puede faltar es el empobrecimiento de la clase media,
ese concepto difuso y misterioso al que, como Hacienda, pertenecemos
todos. La pregunta puede ser razonable porque la renta de la sociedad
española ha disminuido. Pero con la respuesta hay que tener cuidado.
Que baje la renta media no nos hace a todos pobres. El punto de partida de la disminución es muy, muy importante.
En clave veraniega de operación bikini, no es lo mismo que yo, con
sobrepeso, baje un kilo, a que lo baje alguien que está con delgadez
severa. Para mí es un efecto mínimo (y agradecido, vamos), pero para
alguien muy delgado el efecto es considerable y negativo.
Una persona que gana 2.000 euros mensuales a la que han bajado el
salario 200 euros, ha disminuido su renta y sobre eso ha perdido poder
adquisitivo (por la subida del IVA, el encarecimiento de facturas de
energía, etc.). Es una situación ingrata, pero no significa que esté en
vulnerabilidad social. No es comparable con quien ha agotado el subsidio
de desempleo de 900 euros y pasa a recibir la Renta Activa de Inserción
(RAI) de 426 euros. Esto la pone bajo el umbral de la pobreza y en la
difícil situación de hacer malabares para pagar vivienda, comida,
transporte, etc. Y no es, desde luego, el peor escenario posible. Es
peor no tener ningún ingreso.
Por Gaby Jorquera
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