Jesús es nuestro suelo firme, nuestra brújula, nuestro
norte. Nuestra adhesión es a la persona de Jesús, Él es nuestro referente, en
Él nos vamos configurando, nos vamos humanizando y con Él vamos aprendiendo a
vivir en el amor y desde el amor. Como Jesús queremos ser muy humanas, y
transmitir esa humanidad en nuestros ambientes, con las personas con las que
nos relacionamos.
Jesús da pleno sentido a nuestras vidas, no sólo cuando las
cosas van bien, sino también cuando se tuercen. En todos los momentos de
nuestra existencia, Jesús nos invita a mirar al horizonte, a ensanchar el
corazón, a seguir dejándonos mirar por Él, a conectar nuestra vida con la de
los demás.
Quizás todo esto pueda sonar a "locura" pero quien
descubre el AMOR, sabe que por ese AMOR se hacen locuras y eso es lo que
nosotros queremos hacer en su nombre. Locuras que hablen de familia, de
humanidad, de fraternidad, de solidaridad... de mucho Dios y Evangelio.
ENRIQUETA SEVA FI (Lleida)
Creo que la experiencia puede ser la misma, el absoluto de dios. Pero
profundizando, veo que la segunda concreta de qué dios estamos hablando:
el Dios de los cristianos, el Dios de la cercanía, de la presencia, del
presente que se ha manifestado en Jesús. La primera me suena más a
alabanza, la segunda a misión y entrega.
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