30 junio 2015

La respuesta unida de la Vida Consagrada es ya una realidad

En cada crisis hay una oportunidad. Y cuanto más profunda la crisis, más importante y mejor resulta la oportunidad. Solo esto explica que ante la escasez vocacional y la crisis económica, distintas congregaciones hayan aunado fuerzas para promover distintos proyectos sociales. Vida Nueva acude a la Asociación Puente de Esperanza, una entidad constituida por doce congregaciones, todas ellas femeninas, en el multicultural barrio de Tetuán (Madrid).
Es lunes por la mañana, y a las 10:00 en punto, su entrada se llena de más de veinte personas que acuden a la búsqueda de empleo semanal. Puente de Esperanza comenzó su andadura hace una década, “como respuesta a una llamada que sentimos tres congregaciones (Apostólicas del Corazón de Jesús, Religiosas de la Asunción y Hermanitas de la Asunción) ante la inmigración que veíamos en las calles”, explica una de las fundadoras, María Estrella Morales, apostólica del Corazón de Jesús. Esa llamada, respaldada por sus respectivas congregaciones, se concretó en una asociación sin ánimo de lucro centrada en la acogida y apoyo a inmigrantes, a la que se fueron incorporando la Sagrada Familia de Burdeos, las Religiosas de Nuestra Señora de la Compasión, las Misioneras Franciscanas de la Madre del Divino Pastor, la Congregación Romana de Santo Domingo, las Misioneras de la Doctrina Cristiana, las Siervas del Sagrado Corazón, las Ursulinas de Jesús, la Compañía de Santa Teresa y las Mercedarias Misioneras de Bérriz. 
Por María Pérez

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