26 mayo 2015

La resiliencia urbana, clave del futuro de las ciudades

La resiliencia está de moda. El concepto, proviniente de ciencias como la ecología, la psicología o la resistencia de materiales, se aplica ahora a casi todos los aspectos de la vida incluyendo el hábitat humano por excelencia: la ciudad. Pero ¿qué es la resiliencia y cómo se aplica al mundo urbano?
Según la Real Academia Española, la resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Si aplicamos este concepto a cualquier asentamiento humano podemos intuir los beneficios que puede representar para cualquier ciudad y sus habitantes. El programa de ciudades resilientes de UN-Habitat (CRPP por sus siglas en inglés) define las ciudades resilientes como aquellas que tienen la capacidad de recuperarse rápido de los impactos que sufre el sistema. Esta definición se basa en la concepción de la urbe como un sistema de sistemas, un ente complejo que, a similitud del cuerpo humano, requiere el buen funcionamiento de los distintos órganos para gozar de buena salud.
Todos los asentamientos humanos sufren impactos cada día. Lo habitual en el mundo desarrollado es que sean pequeñas interrupciones en el suministro de agua o electricidad, huelgas que afectan al comercio o al transporte público, averías o los propios trabajos de mantenimiento que generan molestias a los usuarios. Otras veces, la ciudad experimenta crisis y desastres como inundaciones o tormentas que comportan pérdidas económicas y, en el peor de los casos, daños a las personas pudiendo llegar a ser dramáticas cuando se refiere a grandes desastres naturales o a conflictos armados con gran número de personas afectadas como en el caso del reciente terremoto de Nepal.

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