- Entre 6.000 y 10.000 inmigrantes y refugiados rohingya y bangladeshíes, a la deriva en el sureste asiático tras la campaña contra el tráfico humano lanzada por las autoridades tailandesas
- Indonesia, Tailandia y Malasia han decidido expulsar a los barcos de sus costas, abandonando a su suerte barcos cargados de personas sin agua ni alimentos
- Muchos traficantes están abandonando sus barcos, con sus ocupantes a bordo, para evitar ser detenidos
En las imágenes se ven familias enteras a bordo de barcazas de
madera, anegadas por el oleaje y la lluvia. Padres llorosos e impotentes
con niños aterrados y demacrados que parecen amontonados, sin apenas
espacio para moverse, que viajan hacinados en endebles embarcaciones
donde se agotan las reservas de alimentos y agua potable, soportando las
altas temperaturas sin destino fijo. Partieron hace dos meses con
destino a Malasia pero hace varios días la tripulación abandonó el barco
a nado, para evitar ser detenidos. De las costas malasias fueron
rechazados, como les ocurrió en las aguas territoriales tailandesas.
Hoy, los pasajeros beben su propia orina y lanzan por la borda los
cadáveres de aquellos que no superan la travesía. A gritos, contaban a
los periodistas que se acercaron a ellos que ya llevan 10 muertos.
Hablamos sólo de un barco con 350 pasajeros pero son miles los
refugiados e inmigrantes que, en estos momentos, pasan por la
espeluznante experiencia de haber sido abandonados en alta mar y que se
enfrentan a una muerte segura si nadie les rescata. No se trata del
Mediterráneo sino de la Bahía de Bengali y el estrecho de Malacca, entre
el Pacífico y el Indico. Es allí donde unas 6.000 personas, según las
estimaciones más conservadoras, y 10.000 según las más alarmistas
corren el riesgo de morir de hambre y sed o, simplemente, de ahogarse
después de que las autoridades de Malasia, Tailandia e Indonesia hayan
anunciado que rechazarán toda embarcación que se acerque a sus costas.
“No dejaremos que se acerque ningún barco extranjero salvo que se esté
hundiendo”, ha anunciado el responsable de la agencia marítima malasia,
Tan Kok Kwee. “En caso contrario, les entregaremos provisiones y les
obligaremos a marcharse”. La postura es similar a la adoptada por
Indonesia. “No deberían haber entrado en aguas indonesias sin permiso”,
denunciaba el portavoz del Ejército Fuad Basya.
Por Mónica G. Prieto
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