No llevan hábito y, por la noche, mezcladas entre prostitutas en locales de alterne, nadie diría que son religiosas. Las Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, llevan desde el siglo XIX luchando contra la trata de mujeres.
Y lo hacen, a pie de obra, con una labor callada que les lleva a los
lugares más sórdidos, donde se explota a miles de mujeres que llegan a
España en busca de una vida mejor.
A estas monjas tan peculiares se las puede ver en
prostíbulos, en polígonos, en cunetas de carretera, en parques... No
importa cómo sea el sitio. Si es de día o de noche. «No tenemos horario. Vamos donde sabemos que puede haber una mujer que necesite nuestra ayuda», cuenta Elisa Altadill, secretaria provincial de la institución.
Por N. Ramírez de Castro
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