02 marzo 2015

VUELVO ENRIQUECIDA

Estuve cuatro días en Pozuelo de Alarcón con las Misioneras de la Inmaculada Concepción (MIC), un grupo de religiosas que acaban de hacer sus últimos votos y otras estaban próximas a ello, para dar un curso sobre discernimiento como actitud de vida. Este grupo estaba formado por seis procedentes de África –aunque dos de ellas estudian en Argentina- y siete de América Latina. 
Ya la diversidad de países y por tanto de culturas daba una riqueza grande al grupo que en todo momento percibí muy abierto, receptivo y dando sus aportes con mucho sentido crítico y profundidad. Todo ello con inmensa alegría que daba un ambiente muy agradable al encuentro. 


El ritmo también fue variado: oración, silencio, ejercicios de concentración y atención plena, canciones, danzas, símbolos… con los diversos ritmos musicales también nos expresábamos. Pero para mí lo más fuerte fue escuchar testimonios de lo que han sufrido con el ébola. Ellas tienen colegios y también hospitales y en África ha muerto una hermana –Chantal- compañera de una de las presentes –Helena, la tercera por la izquierda en la primera fila- que también sufrió la enfermedad pero sobrevivió junto a Paciencia Melgar, la religiosa que ahora está por nuestro país dando su testimonio. Verdaderamente admirables.
Por María Luisa Berzosa FI

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