Los pobres siguen pagando por una crisis que no causaron. Hoy quiero fijarme en aquellos pobres invisibles que no tienen techo
propio donde cobijarse, identificados con la noche o con el cartón que
les envuelve, anónimas y fantasmagóricas sombras de quienes de día solo
vemos su mano que pide limosna o la bolsa de plástico que protege la
comida “sociocaritativa”. No tienen donde construir expectativas, donde
calentarse, dormir, soñar, proyectar, curarse de las heridas
cotidianas…Treinta mil en España. Y todo ello sin contar el dato de que
más de un millón de personas viven en nuestro país en infraviviendas:
sin servicios mínimos, sin ventilación adecuada, sin protección frente a
las inclemencias climáticas, hacinados, con viviendas de difícil acceso
y jurídicamente inestables”.
Por José Luis Pinilla sj
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