Sin whatsapp, sin internet, sin televisión, sin distracción alguna. En silencio.
Muchos huirían espantados ante unos días así y sin embargo, cada vez
son más los que se apuntan a unos ejercicios espirituales para apearse
del trepidante día a día y bucear en su interior en busca de sí mismos y
de Dios. «Hay una inquietud muy grande», constata Damián Picornell, director del centro de espiritualidad del Santuario de Loyola, que achaca este aumento de demanda a «la crisis que está empujando a muchos a buscar un sentido a su vida» y al carisma del Papa Francisco, «con mensajes, contundentes, sencillos, claros y profundos, a los que acompaña su testimonio de vida».
En Loyola, uno de los tres centros de espiritualidad de la Compañía de Jesús en España junto al de Salamanca y Manresa, unas 150 personas realizan al año ejercicios espirituales individualizados a las que se suman entre 800 y 900 personas más en grupos,
así como otras en cursos, retiros puntuales… Existe un gran abanico de
ejercicios -desde un mes los más completos, hasta de fin de semana- en
los centros de espiritualidad y en las 15 casas de ejercicios de los
jesuitas en España para atender a todos aquellos que se plantean dudas
de fe o simplemente están en búsqueda. Incluso por internet.
Por Mónica Arrizabalaga
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