25 marzo 2015

Convertir en retos las dificultades

Problemas vamos a tener siempre. Dificultades siempre encontraremos. A veces incluso son pequeñas y ridículas pero les concedemos tal poder que nos paralizan. No es lo que sucede con las grandes personas. Todos hemos vivido momentos en los que parece que todo son problemas y no queremos saber nada de nadie ni de nada. Nos sentimos frustrados, enfadados, o deprimidos. Sin embargo, no todos afrontamos igual estos momentos. Creo que en el fondo depende de nuestro grado de libertad real. 
Si analizamos bien la mayoría de nuestras dificultades tienen que ver con que alguien no ha satisfecho nuestras expectativas: no realizó el trabajo que nosotros esperábamos, no nos dio esa muestra de ternura y cariño que pensamos merecer, no nos da la libertad que reclamamos, no nos dan la oportunidad laboral que creemos merecer, nos trata con indiferencia, no nos reconoce lo que valemos, etc. Y en el fondo sabemos que darle poder a cualquiera de estos motivos es falta de libertad por nuestra parte. Le estamos dando el poder a personas que probablemente valen muy poco o nada. 
Los verdaderos problemas son otros: no tener agua potable o comida durante un tiempo prolongado, vivir bajo una amenaza continua de muerte, estar completamente solo en medio de una guerra o un desierto.Y hay gente que ni siquiera esto lo vive como dificultades. La clave es saber vivir, aprender a enfocarnos en la solución y no en el problema, relativizar lo que no es ni urgente ni importante. La cuestión se complica cuando vivimos centrados en nosotros mismos y ciegos ante la vida que fluye: encerrados en nuestro yo, llenos de nosotros mismos, incapaces de salir de nuestras cabezonerías o nuestro orgullo. Y ciegos para darnos cuenta de ello.
Por Xiskya Valladares

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