“Encended los teléfonos móviles”. Cuando esta sea la primera frase que
el profesor diga a sus alumnos al entrar en la clase, en lugar de que
los apaguen, el cambio será real. En el mundo actual plenamente
digitalizado, la entrada de esta en la educación ya no tiene vuelta
atrás. Muchos recordarán que lo mismo pasó hace décadas con las
calculadoras. De estar prohibidas en clase, pasaron a utilizarse para
aprender. Una vez que el niño ya sabe sumar, su utilidad para resolver
problemas más complejos es evidente. Pues lo mismo pasa con la
tecnología que existe hoy en día. Todos los soportes (móviles, tabletas,
portátiles…) son útiles para aprender. Y no solo en el aula. El
aprendizaje se ha vuelto ubicuo y la clase ha perdido su protagonismo.
Esta es una de las tesis de expertos internacionales que estará sobre la
mesa durante la XXIX Semana Monográfica de la Educación de la Fundación Santillana, que arranca mañana en Madrid con el título Mejorar la educación: ¿qué puede aportar la tecnología?.
Por Susana Pérez de Pablos
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