23 febrero 2015

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 264

Carta nº 264      Agosto 1903
“Dios se lo recompensará con un cielo muy grande”

            M. Cándida ¿cómo es de grande el cielo? Esta sería la pregunta de cualquier niño a la M. Cándida si escuchara esa frase. Esta semana iniciamos la Cuaresma que desde el miércoles pasado se ha incorporado a nuestra vida. Y Cuaresma y cielo van muy unidas siempre.

            Llegar a ese cielo grande que dice la M. Cándida no es trabajo fácil. Pero a la vez se convierte en tarea necesaria para algo importante que todos deseamos: ser feliz. A eso nadie renuncia. Y el cielo debe ser algo así, un estado de esa felicidad, de esa que nos habla Jesús de Nazaret.

            Así que, en estos días de cuaresma, hay que intentar ser feliz, hay que procurar que los demás sean felices a nuestro lado, hay que seguir caminando sabiendo que nuca estamos solos. Pero sobre todo hay que vivir. Y vivir de esa forma donde el corazón gana el terreno a todo. No significa que todo sea sencillo y facilón; sino de lo que se trata es que en todo lo que la vida nos vaya presentando respondamos desde la perspectiva del Evangelio. Y esto es lo difícil.

            Dios siempre recompensa nuestro buen hacer. Siempre. Sólo nos pide abrir nuestro cuerpo y nuestra mente para susurrarnos aquello que nos hará más felices ya sea aquí como allá.

            La grandeza del cielo es conquistar parte de él aquí.

            Pongámonos metas cortas, reales. Contemos con la ayuda de Dios para lograrlas y con su misericordia para levantarnos si no lo logramos. A veces lo importante no es tanto lograrlo tanto como intentarlo.

            ¡¡¡Buena Cuaresma a todos!!!!


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