Puede que la era de las oficinas esté llegando a su fin. A comienzos
del año 2015 los trabajadores de las empresas emergentes ya no tienen
que cumplir horarios. Pueden trabajar con un portátil desde cualquier
lugar. Ahora se les mide por objetivos cumplidos. Es lo que sucede en Camaloon,
una plataforma que permite diseñar chapas y pegatinas y venderlas a
terceros. “Medimos a nuestros trabajadores en torno a las métricas, no
importa cómo o dónde desarrollen su actividad, lo importante es que
lleguen a final de mes con los números que hemos previsto”, cuenta el
fundador de la start up, Bernat Farero, de 28 años.
Esta compañía, que cerró 2014 con una facturación de tres millones de
euros, nació en 2012 con seis trabajadores: dos en Barcelona, uno en
San Sebastián y otro en Londres. Los primeros se encargaban de la
producción y el desarrollo tecnológico, el segundo de la estrategia de
posicionamiento en buscadores y el tercero de la analítica web.
Por Ana Torres
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