“¿Cómo vivimos? Dímelo tú. Preparamos una cazuela de
alubias para todos y a correr, y aunque no les guste, mis hijos no
pueden elegir no comerlo”. Zora es una “navarrica”, como ella se define,
que llegó a la Comunidad Foral hace 14 años desde el Magreb. Tiene
cuatro hijos, un alquiler mensual de 500 euros, vive con su marido, tía y
sobrino y cobra una renta de inclusión social de 800 euros al mes. Hay
gente a la que le da vergüenza decirlo, pero a ella no: “Vivo mal y
llevo años y años así”.
En el año 2000 llegó a España
y se asentó en Navarra. Donde su marido trabajó “sin parar” como
albañil de primera hasta 2009. Desde entonces no ha conseguido un
empleo. “Estar parado es una enfermedad, todo el día sin hacer nada
cuando llevas toda tu vida trabajando. Mi marido tiene depresión”,
afirma. “En esta vida nunca hay que quedarse parado. Te despiertas por
la mañana y buscas, y pasas por las oficinas de trabajo ¿quien sabe
cuando sale algo?” y así, haciendo malabares para mantener a sus hijos,
lleva 5 años.
Por Ekaitz Cancela
- porCausa.org
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