“El carisma de una familia religiosa queda custodiado tanto por la
obediencia como por la sabiduría”. Son palabras del Papa Francisco en la
homilía celebrada esta tarde en la misa por la Jornada Mundial de la
Vida Consagrada en la Basílica Vaticana. Recordando a la Virgen María, y
el hecho de cómo introduce al Niño Jesús al pueblo, explica que María
es como la “escalera” que hace que su hijo baje de la condescendencia de
Dios, hacia nosotros.
Este 2 de febrero se celebra la XIX Jornada
de la Vida Consagrada, coincidiendo con la Fiesta de la Presentación
del Señor, y así el Papa Francisco recuerda que Jesús ha hecho un
“camino nuevo y vivo” para Él y también para los consagrados. Y explica
como el Evangelio insiste cinco veces sobre la obediencia de María y
José a “la Ley del Señor”, “Jesús no vino a hacer su voluntad, sino la
voluntad del Padre”, explica Francisco. Y esto lo lleva a la vida de los
religiosos a quienes explica que para ellos, “avanzar es abajarse en el
servicio”, “abajarse haciéndose siervo para servir”. Y con esta “ley”,
señala el Santo Padre, los consagrados pueden alcanzar la sabiduría,
que es su signo evidente, es la alegría, “es el camino de abajamiento
con Jesús”.
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