Un barrio pobre ubicado en las afueras de Roma, con habitantes que, en
su mayoría son de origen latino, recibió una grata sorpresa con la
inesperada visita del Papa Francisco.
El Pontífice iba camino de visitar
una parroquia en el barrio de clase trabajadora de Tiburtina, cuando
pidió a sus ayudantes que hicieran un desvío para detenerse en la
población, de la cual había oído hablar. “Salió del vehículo y la gente se
sorprendió cuando le vieron frente a sus viviendas", dijo el párroco
Aristide Sana, que se trasladó a toda prisa al lugar cuando se enteró en el
último minuto de la parada imprevista del Papa.
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