Mientras el mundo miraba a Paris y se solidarizaba con la tragedia,
el grupo islamista Boko Haram provocaba una nueva desgracia en Nigeria. Exterminaron literalmente una población, entre 2000 y 3000 personas,
la mayoría niños y ancianos que no pudieron huir. “Entraron con armas
automáticas y lanzagranadas”, relatan los pocos supervivientes.
Por si fuera poco, el pasado fin de semana (10-11) utilizaron a niñas de 10 años como activistas “suicidas”. ¡Un horror! En el ataque del sábado murieron 19 personas y otros 10 el domingo. Un verdadero genocidio cristiano.
Todo esto se suma al secuestro de 200 niñas el pasado año, los 15.000 asesinatos, los 135.000 huídos a Níger, Camerún y Chad y los 850.000 desplazados internos.
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