A sus 44 años y tras más de dos décadas regalando su música cristiana a
ambos lados del Atlántico, este cantautor onubense es noticia porque en
unos días recibirá el máximo galardón que concede la Conferencia
Episcopal: el premio ¡Bravo! 2014. Un reconocimiento que se concede
desde 2004 y que ostentan personalidades de la talla de Monserrat
Caballé e instituciones como el Orfeón Donostiarra.
Nico Montero
tiene un don divino. Y no es solo su cantar como los ángeles y componer
“por la gracia de Dios” una música muy especial y distinta, sino una
forma de entender la vida desde la solidaridad y la vocación social, pero sobre todo desde un nivel de positivismo, fe y alegría, tan elevado que es capaz de contagiar a todo el que está cerca.
Este cantautor del onubense barrio de Isla Chica lleva 24 años regalando su música cristiana a
ambos lados del charco y sembrando el mundo con un mensaje de esperanza
y optimismo asociado a una importantísima labor social que
recientemente ha sido reconocida por la Conferencia Episcopal.
Por Paula Crespo
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