Siente uno cierta
pereza ante quienes buscan la cuadratura del círculo en este Año de la
Vida Consagrada. Es tanto lo que se ha dicho y lo que se dirá que creo
justificado el miedo ante un océano verbal. Ya saben que la tentación se
llama exceso, y la evasión dedicarnos al «deber ser». Al sueño de otro
tiempo y grandezas de otra era.
Queremos empezar el
año barriendo. Un verbo humilde y necesario para poder hablar de
novedad. Parece fácil, pero no es tanto. Quien no barre bien mueve lo
inservible de un sitio a otro, pero no deja nunca el suelo limpio . Así
no hay quien encuentre ni la dracma, ni la belleza del mosaico.
Nos parece muy
necesario empezar barriendo más que ofreciendo alambicadas ocurrencias.
Sigue siendo muy valioso para este periodo dejar de hacer, más que
hacer. «Desaprender» hábitos que han ido naciendo entre nosotros hasta
lograr quedarse en una suerte de confusión entre la libertad carismática
y las cadenas con que la ofrecemos.
Editorial de Vida Religiosa
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