24 noviembre 2014

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 251

Carta nº 251      Noviembre 1902
“… pedí mucho por usted. …pues, si Dios quiere, saldremos hoy”

            Siempre es bueno acordarse de las personas que conoces, amas, recuerdas, y siempre es bueno acordarse de ellas delante de Dios. E incluso de las que no conoces, amas y no recuerdas. Porque Dios siempre se acuerda de nosotros.

            Acaban las etapas en la vida de la M. Cándida. Y ella nunca se olvida de lo que dejó en España, por eso desde Roma hace aquello que no cuesta dinero y es más rápido que internet. Rezar por todos. Rezar por todos aquellos a los que hace tiempo que no ve y a los que tanto quiere.

            Por eso necesitamos pedir unos por otros, para que esa luz nos haga explotar en las manos desde el conocimiento, pasando por el corazón,  ese afán por ayudar al que lo necesita sin pedirle el carnet de identidad, sin pedirle explicaciones de por qué está así y por qué no lo ha hecho de otra manera cuando pudo.

            La M. Cándida nos recuerda una vez más la expresión tan usada anteriormente y un poco olvidada en muchos entornos normales de estos días: si Dios quiere. Habría que recuperarla, pienso que no le hace daño a nadie, al contrario, da a entender que tenemos intenciones, pero que las ponemos en manos de Dios, que nos ponemos en manos de Dios. Y el que escucha puede llegar a entendernos un poco más.

Y puede ser que algún día ese buen Padre Dios nos espere con los brazos abiertos y le preguntemos: ¿Cuándo, Señor, hice esto o aquello, cuando te acogí, cuando te di alimento, cuando te vestí, cuando…? Y ya sabemos lo que nos contestará, ya sabemos lo que tiene preparado para nosotros. Y hay que ver lo que nos cuesta entender este evangelio con lo claro que es.

            Cerramos noviembre y cerramos el año litúrgico y nos preparamos para el Adviento, si Dios quiere.


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