El pasado mes de julio, el ébola se coló en el Hospital Católico Saint
Joseph de Monrovia dejando tras de sí un dramático rastro de nueve
muertos, entre ellos el religioso español Miguel Pajares.
El hospital, que se había labrado un reconocido prestigio tras medio
siglo de vida, tuvo que cerrar sus puertas. Se enterró a los fallecidos,
se quemaron colchones, cortinas, libros y todo lo que pudo estar
expuesto al virus, se desinfectaron las instalaciones y, en las últimas
semanas, se llevaron a cabo obras para adaptar el centro a los nuevos
tiempos. Los doctores Senga, Fanta y Aroh, tres médicos que trabajaban
allí, que se contagiaron y pasaron su infierno particular, tres supervivientes del ébola,
aportan ahora su experiencia en la formación del personal. Tres meses y
medio después, el Hospital Católico Saint Joseph renace de sus cenizas.
Por José Naranjo
Foto de Pablo Tosco
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