13 octubre 2014

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 245

Carta nº 245      Octubre 1902
“… y lo que les puedo decir es que pedimos mucho, pero mucho, por todas mis hijas”

            Hoy es un buen día para compartir que ayer pedí mucho,  no me atrevo a “pero mucho”, por las “Pilares” que Dios ha ido poniendo en mi vida. Por todo lo que aprendí y aprendo de ellas. Especialmente por aquellas que son Hijas de Jesús. Por aquellas que eligieron hacer de su vida una entrega a los demás siguiendo el carisma de la M. Cándida, que era y es, educar (colegio) de una forma concreta a nuestros alumnos.

            Y también abro el abanico de petición a todas aquellas Hijas de Jesús con las que compartí, y siento decirlo en pasado, el día a día en las aulas del Colegio de Murcia. Digo compartí porque ya no hay ninguna en el Claustro. Y no lo digo con ningún sentido diferente a lo más objetivo posible, a cifras. Dejo para otros la reflexión.

            Creo que muchas cosas en esta vida se solucionan con oración, pero también con acciones que acompañen esas oraciones. Por eso seguiremos pidiendo, porque como dice San Pablo: “Sé (yo sólo lo intento) vivir en pobreza y abundancia, en…. Todo lo puedo en aquel que me conforta”-

            Hay etapas o veces que se suceden momentos de desconcierto como me ocurre con el evangelio de ayer. Hasta que lo vas leyendo desde ópticas diferentes y empiezas a entenderlo, o por lo menos  a estar menos desconcertado. Al final todos estamos llamados, pero hay que ir, ser, estar en condiciones. En las condiciones del Evangelio.

            Inicie hace unos días un libro que, en el principio, coincide con la idea de vivir. El título es “¿Por qué Pierre Anthon debería bajar del ciruelo? Y después de leer el prólogo me fui a la página donde aparece el título y escribí otro título: “Razones para vivir”. Autor Francesc Torralba. Me quedo con dos frases o reflexiones:

            “La primera tarea que los maestros, terapeutas y educadores (añado, con todo el respeto: padres) tienen que conseguir consiste en convencer a los jóvenes de que su existencia es preciosa, un don maravilloso; y despertar, en ellos, el deseo de vivir, el anhelo de existir”

            “No elegimos existir, pero podemos elegir cómo existir”



           

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