Ciudad del Vaticano, (Zenit.org) H. Sergio Mora
La celebridad de san Pedro y san Pablo, introducida desde los orígenes de la Iglesia y reunificada por Pablo VI en una misma fiesta como era originariamente, fue celebrada este domingo en Roma, en la basílica de San Pedro.

Al ingreso del papa Francisco a la basílica, el Coro Pontificio de la Capilla Sixtina junto al Coro Sinodal del Patriarcado de Moscú cantaron 'Tu es Petrus', y el Santo Padre al pasar delante del enviado Ioannis le saludó con un ceremonioso beso y abrazo.
La misa de la presente solemnidad se caracterizó por la imposición del palio, un ornamento que se pone entorno sobre los hombros y entorno al busto, introducido en el IV siglo, que simboliza el yugo de Cristo, y la lana recuerda a la oveja perdida, al pastor que al mismo tiempo es el Cordero de Dios.
Los dos corderos de cuya lana se tejerán los palios son criados por los monjes benedictinos. Las monjas del monasterio de Santa Cecilia los tienen en un segundo momento hasta cuando les tosan y con su lana los confeccionan.
El Santo Padre al inicio de la misa bendijo los palios que habían sido depositados a los pies de la tumba de san Pedro y los impuso uno a uno a los 24 obispos metropolitas, de los cuales 21 presentes. Entre ellos dos de Brasil, uno de Chile y uno de Costa Rica.
La famosa estatua de bronce de san Pedro, ubicada al lado derecho de la basílica, estaba vestida con paramentos púrpura y dorado, colores también también usados aunque con paramentos más sobrios, por el Papa y los obispos.
En su homilía el Santo Padre citando el estribillo del salmo: «El Señor me libró de todos mis temores», indicó: “Aquí está el problema para nosotros, el del miedo y de los refugios pastorales.
Nosotros -me pregunto- queridos hermanos obispos, ¿tenemos miedo?, ¿de qué tenemos miedo? Y si lo tenemos, ¿qué refugios buscamos en nuestra vida pastoral para estar seguros? ¿Buscamos tal vez el apoyo de los que tienen poder en este mundo? ¿O nos dejamos engañar por el orgullo que busca gratificaciones y reconocimientos, y allí nos parece estar a salvo? Queridos hermanos obispos, ¿dónde ponemos nuestra seguridad?”.
El papa Francisco añadió: “El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: «Sígueme»”. Y recordó que “nos sentimos interpelados por el ejemplo de san Pedro a verificar nuestra confianza en el Señor”.
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