Por Mª Luisa Berzosa fi

Quiero compartir la experiencia de mi reciente envío de Roma a Madrid y concretamente a la comunidad de Orcasur a donde llegué hoy hace exactamente un mes, es decir, el 7 de Marzo. Las fotos dan testimonio de mi nuevo lugar
El 3 recibí este envío de parte de nuestra superiora provincial Teresa Pinto y en cuanto hablé con Lola Giménez, mi superiora, me puse en marcha y a los pocos días llegaba a la que iba a ser mi nueva casa.
Ya enseguida recibí una bienvenida virtual y a las tres y media de la tarde en Barajas me encontraba con Lola, María José y Esther nuestra postulante, quienes me recibieron con los brazos abiertos y enseguida llegamos a casa.
Esta me pareció al primer golpe de vista acogedora, cómoda, funcional, todo estaba ahí, cerca, con suficiente espacio para cada una pero con la posibilidad de encontrarnos sin esfuerzo.
Entre la despedida con lágrimas en Fiumicino y la llegada a Barajas con sonrisas habían pasado pocas horas pero gran distancia de tiempo interior muy denso, amasado con muchos sentimientos encontrados mientras hacía el vuelo que unía Roma con Madrid.
Queda allí todo lo vivido en 10 años imposible de enumerar pero todo ello envuelto en gratitud por tantos y tantos dones recibidos, el mayor de los cuales sin duda es haber estado compartiendo algo de mi vida con los queridos inmigrantes llegados de diversas partes de América Latina. Y junto a ellos una cantidad de personas que se cruzaron en Fe y Alegría y en otros espacios de apostolado común.
En el corazón, donde se guardan los mejores tesoros de la vida, quedan muchos rostros y vivencias. Y sobre todo, están en las manos del Señor porque de El procede todo don. Aquí todo son puertas abiertas a diversas colaboraciones con otros y otras porque desde la misma comunidad estamos presentes en una variada red (...)
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