“Dios quiera que sea una verdadera Hija de Jesús”
Esta es una de
esas perlas donde es fácil leerlas en otra clave: “Dios quiera que sea un
verdadero cristiano”, diferente vocación, misma llamada.
Así
la leo hoy, así pienso que la M. Cándida me diría, nos diría. Es sencillamente una
petición de fidelidad a una llamada. Ser verdadero cristiano no es tarea fácil,
como tampoco lo sería para esas mujeres el ser verdaderas Hijas de Jesús. Pero
es a lo que estamos llamados.
El
camino para ser lo que la M. Cándida desea hoy no es llano. Hay muchas
variantes, hay muchas tentaciones, hay muchas veces que parece que andas equivocado,
hasta que descubres que igual que a ti, también le pasó a Jesús, hasta que
descubres que es necesario pasar por el desierto hasta encontrar lo que andabas
buscando y no aparecía por ningún sitio.
Bendita
Cuaresma que nos permite la posibilidad de mejorar, más que de cambiar. El
cambio será una consecuencia de ese reencuentro con Dios y con uno mismo. Y en
ese momento será cuando alguien te dirá que eso que haces no sirve para nada,
que seo que haces lo hace mucha gente, que eso que haces no ayuda a nadie. Y es
cuando debo contestar con confianza y
humildad, y decir claramente que no, que lo que hago sí vale, sí me hace falta.
Y en esta vorágine, en este correr sin parar, en este “no pienses”,
en este no reces, es cuando hay que encontrar ese equilibrio que te haga ver
las cosas con la distancia que te pueda aportar un punto de vista más claro y
con la cercanía para poder involucrarte en mejorarte y mejorar lo que ves.
Dios quiera que seamos verdaderos. No
es fácil. Pero estamos llamados a serlo.
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