Si sólo tuviéramos en cuenta la escala de valores de su tiempo, tendríamos que decir que María no tuvo muchos motivos para sentirse orgullosa de Jesús como hijo judío, porque:
Jesús no tuvo esposa. En Nazaret se vivía bajo una ley que decía que si a los 20 años un varón no se había casado (y no tenía un defecto físico que se lo impedía), los vecinos debían maldecirle públicamente, porque no colaboraba al engrandecimiento del pueblo. A los célibes no se les consideran hombres, porque violaban la ley, impidiendo que nacieran nuevos miembros del pueblo. El celibato, en tiempos de Jesús, equivalía al asesinato, y, al contrario, reproducirse se consideraba un medio para llegar a la santidad.
Tuvo que provocar un escándalo tremendo que Jesús predicara que era posible hacerse eunuco por el Reino, cuando los eunucos o habían nacido así (lo que se consideraba una desgracia) o los hacían eunucos sus amos (otra desgracia mayor).
Además, Jesús no tuvo casa, ni tierras, que eran los signos evidentes de la bendición de Yahvé, una bendición que iba pasando de padres a hijos.
Le acompañaban habitualmente un grupo de marginados que le llamaban rabí: un Iscariote (sicario), un zelote, dos “hijos del trueno”, etc. También formaban parte de ese grupo algunas mujeres.
Pero, los rabinos y los escribas, no podían hablar en público ni con su propia esposa, ni con sus hijas o hermanas. La ley lo dejaba claro: “Quien habla demasiado con una mujer, atrae sobre sí mismo la desgracia, abandona la palabra de la Torá y termina en la gehenna”. Y, lo que es más grave todavía, dejó que esas mujeres le sostuvieran con sus bienes. ¡Qué vergüenza y qué escándalo, para una madre de aquel tiempo!
Se saltó reiteradamente el cumplimiento del sábado, a pesar de que si cumplían el sábado era como si no hubieran cumplido el resto de mandamientos de la ley. La primera vez que sorprendían a una persona incumpliéndolo le avisaban, por si no se había dado cuenta, pero la segunda vez que le descubrían incumpliéndolo podía ser lapidada. ¿Por qué? ¡Porque hasta Dios creador había guardado el sábado! Ningún hombre ni mujer podía creerse más que Dios y trabajar.
La ley prohibía hacer cualquier tipo de trabajo: acarrear leña, encender fuego, preparar comida, arreglar fracturas, visitar a los enfermos, etc. Ni siquiera se podía orar por los enfermos. Se unieron herodianos y fariseos piadosos para matar a Jesús, porque había incumplido la ley del sábado dentro de la sinagoga, y la ley no dejaba lugar a dudas sobre lo que había que hacer en ese caso (Ex 31, 14-15; 35, 2: Num15, 32-36).
Mari Fe Ramos en Mujeres y Teología
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