Carta nº 158 Noviembre 1898
“Recibí sus dos
cartas, y las quería haber contestado de palabra, pero el hombre propone y Dios
dispone. Paciencia, pues me es imposible salir ahora de aquí”
¡Vaya buen refrán
de confianza! Dios siempre dispone, pero necesita que el hombre proponga. Dios
necesita nuestras manos para…., así cantábamos esta canción hace unos años y
así cantaba Ipcis una canción parecida cuando decía que siempre hay pies que
curar. Yo pienso que siempre hay que proponer y confiar, y la propuesta debe
ser desinteresada, debe ser transparente, debe ser abierta y sobre todo debe
ser sincera. Y a partir de ahí es cuando Dios dispone la respuesta, es cuando
hay que escuchar. Y es cuando, a veces, hay que insistirle un poco. Esto me
recuerda el diálogo sobre los justos de la ciudad: Señor ¿y si encuentro ….
tantos justos? Venga, de acuerdo. Bien Señor ¿y si son unos pocos menos? Venga,
de acuerdo.
Y
después de la propuesta, paciencia y confianza. Paciencia para entender la
respuesta y confianza para descubrir los caminos oscuros que no entiendes. Pero
también, paciencia para madurar la propuesta, para esperar su tiempo, y
confianza para aceptar su respuesta y
comprometerte con ella.
No
puedo salir de aquí, me es imposible, por eso,… paciencia. No puedo cambiarlo
todo, no depende de mí,… por eso paciencia. Pero una paciencia activa, sin
barbaridades, sin atropellos a nadie, sin odios, pero con la seguridad que los
pasos que das son firmes, que lo que ofreces es algo más que tu tiempo, es tu
persona, y lo más importante, que no eres un loco, que no estás solo, que no
eres un irreflexivo, que has pensado, madurado, rezado, consultado y decidido.
A
la M. Cándida le hubiera gustado contestar de palabra. Cuántas veces es mejor
hablar frente a frente, que no quiere decir enfrentados, cuántas veces es mejor
la palabra para entender los sentimientos y el comproiso que van por debajo de
esas palabras. Pero cuando no se puede de palabra, se puede con unas letras.
Aunque prefiero las palabras, prefiero la mirada limpia que acompaña a las
palabras, prefiero la sonrisa o la lágrima, prefiero la persona al frio mail.
Pero como dice el refrán: el hombre propone y Dios dispone. Como decía una
persona de la que aprendí mucho, “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Y ahora voy
entendiendo algo de oportunidades y adversidades. Y ahora creo que es una buena
oportunidad para un sueño. Y ahora creo que es una buena oportunidad para una
buena y gran propuesta que sólo puede generar bien. Pero con la misma firmeza
que digo lo anterior, afirmo que sea Dios el que disponga.
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