Anuncié hace unas semanas que reproduciría un artículo de Joan
Chitistter en el National Catholic Reporter pero, por unos motivos u
otros, se me fue pasando una idea que hoy retomo. Como es bastante largo
me voy a permitir la licencia de acortar los párrafos que me parezcan
menos interesantes.
Hace, nos dice, unos 15 o 20 años di una serie de conferencias en una parroquia de Canadá. Allí comprobé que “el asunto femenino” no era tan importante como en los Estados Unidos y por eso me extrañó que saliera el tema durante un almuerzo, con el matrimonio que me alojaba durante mi visita.
A esta pareja no le preocupaba el desarrollo teológico de la ordenación de las mujeres, tampoco el declinar del número de sacerdotes o la necesidad de fusionar parroquias. Tenían una buena parroquia, con un párroco muy querido y con una congregación que era como su familia.
Hace, nos dice, unos 15 o 20 años di una serie de conferencias en una parroquia de Canadá. Allí comprobé que “el asunto femenino” no era tan importante como en los Estados Unidos y por eso me extrañó que saliera el tema durante un almuerzo, con el matrimonio que me alojaba durante mi visita.
A esta pareja no le preocupaba el desarrollo teológico de la ordenación de las mujeres, tampoco el declinar del número de sacerdotes o la necesidad de fusionar parroquias. Tenían una buena parroquia, con un párroco muy querido y con una congregación que era como su familia.
Por Isabel Gómez Acebo
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