26 enero 2012

Los RELIGIOSOS JÓVENES HOY

Javier de la Torre es laico, miembro de CVX, Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Pontificia Comillas. Es profesor de Teología Moral y de Bioética en Comillas. Y acaba de publicar un artículo en Sal Terrae sobre los religiosos jóvenes hoy. Una joya que recomiendo obligatoriamente. Tras leerlo tranquilamente me siento identificada en algunos aspectos, justo al comienzo de mi vida religiosa en una Congregación. Por eso recomienzo la lectura no sólo a religiosos jóvenes, QUE SÍ!!!, sino a mayores, a laicos, a sacerdotes... QUE TODOS Y TODAS LO LEAMOS, lo comentemos. Es una oportunidad.

Algunas perlas de este artículo
"Descubren la necesidad de institucionalizar el carisma y descubren cómo el Espíritu muchas veces mantiene su vitalidad y fuerza en medio de las instituciones. Son más hondos al ver que en muchos márgenes de las instituciones, en muchas laderas y escaleras de los colegios y universidades, puede estar presente el Espíritu, el ser humano roto y desamparado al que Jesús se dirigió primordialmente". 

"Muchos colegios y universidades, muchas parroquias y centros eclesiales salen de sus paredes y de sus patios para ir a ver esos otros espacios de miseria y grandeza humana en que trabajan otros compañeros religiosos".

"Los religiosos jóvenes pertenecientes a órdenes de vida activa valoran profundamente la vida espiritual. La Eucaristía sigue siendo el centro de su vida espiritual y el corazón sacramental de toda su entrega y consagración a Cristo. La eucaristía diaria está asentada pacíficamente en sus vidas, arraigada en la vida comunitaria e integrada en su vida activa".

"Los religiosos jóvenes cuidan con mimo las fuentes de espiritualidad de su carisma. Conocen a fondo y con hondura la figura de su fundador, su historia, y se sienten partícipes de una historia y una tradición de la Iglesia. Quieren a sus congregaciones sin dejar de ver sus limitaciones. Los momentos de retiro y ejercicios son para ellos sagrados. Intentan renovarse por dentro, bucear en la inmensidad de lo divino, descubrir sus sentimientos internos, los rastros del espíritu en su corazón, en su historia y en su contorno. No viven ajenos a lo interior, no viven enajenados en la actividad o el estudio. Por eso se muestran vivos, creciendo, creando y recreando. Por eso gustan de los ratos de oración, de vivir al amparo del Altísimo, a la sombra de lo divino".


"Hoy, más que hacer números, lo que hacen los más sensatos es dar gracias a Dios por seguir suscitando vocaciones. Lo importante no es que sean muchos, sino que se sientan profundamente plenos en la congregación con otros de su edad. Por eso es tan fundamental crear espacios de vivencia común, de formación común, de trabajo común entre congregaciones religiosas".

"Como en la sociedad civil, lo que más caracteriza a los jóvenes religiosos es su pluralidad y su diversidad de niveles de formación. Por eso es muy difícil generalizar. Lo que sí caracteriza a todos es su sensata desconfianza en que la sola razón nos va a salvar de todos los problemas, que con la sola razón podemos encontrar soluciones. Son, como muchos contemporáneos, muy conscientes de los límites de la razón y de la necesidad de integrar la razón con las emociones, los sentimientos y la voluntad".  

"Fruto de esta experiencia de vida y de su formación más integral, son menos dados a comprender la obediencia como sacrificio y holocausto de la voluntad, de modo cuartelero e infantil. Saben respetar a sus superiores, a la vez que ser adultos, dialogar y representar, objetar en conciencia y tener presentes la misión universal y lo común. Saben de la importancia de buscar un gobierno en la congregación que represente las diversas sensibilidades; reconocen la necesidad de conjugar la unidad y la diversidad y la importancia del diálogo con los superiores para ser ámbitos de búsqueda en la fidelidad a la misión".

"La pobreza no les cuesta. La viven con gozo, y casi siempre es para ellos una dulce compañía. Es el voto que más serenamente viven. No conocen la mayoría de marcas de ropa. A la mayoría son los amigos y las familias los que les visten a veces. Muy pocos son los que se preocupan de su aspecto".

"Viven pobres en la sociedad del supermercado, del consumo y del tener, en una sociedad que se vuelca en las cosas y en la satisfacción de necesidades secundarias. Por eso su preocupación fundamental, desde su pobreza, es sentir libre el corazón para estar con las personas, para escucharlas, para acercarse a sus necesidades más hondas. En una sociedad del consumo y del despilfarro, saben vivir con sobriedad".

"Saben que su tentación no es la riqueza, sino el aburguesamiento, la instalación, ser una confortable clase media que tiene su trabajo profesional, sus derechos laborales y cierta disponibilidad económica seguras".
  
"No son ciegos ni insensibles ante tanta sexualidad exhibida en nuestros medios. Son, más allá de angelismos y misticismos evasivos, capaces de sentirse vulnerables, afectados e inseguros y, desde ahí, convertir sus dinámicas afectivas en una integración madura desde la interioridad, que asume la ausencia de vinculaciones exclusivas y permanentes".

"Muchos jóvenes visitan a los mayores o viven con mayores. Muchos lloran su muerte, los cuidan en su enfermedad, los acompañan a los médicos". 

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