Las células madre llevan cerca de tres décadas prometiendo un
tratamiento para un enorme rango de enfermedades. Desde que en 1981
Martin Evans y Matthew Kaufman lograron cultivar por primera vez
en su laboratorio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) estas
células capaces de transformarse en cualquier tejido especializado, los
médicos e investigadores de todo el mundo las ven como una posible
fuente celular para regenerar el miocardio después de un infarto o para
reemplazar aquellas dañadas por el Parkinson, el Alzheimer o la
diabetes, entre muchas otras dolencias.
En aquella primera ocasión se trataba de células de ratón, pero, a
pesar del tiempo transcurrido desde entonces y del enorme número de
estudios realizados tanto in vitro como en animales, estas células
pluripotenciales aún no se han utilizado con éxito para tratar ninguna enfermedad humana.
Precisamente su enorme plasticidad y su ilimitada capacidad de
autorenovación para formar más células madre han dificultado su uso
terapéutico debido a la posibilidad de que lleguen a formar tumores o de
que se transformen -diferencien- en tipos de células que no se deseaban
obtener.
Por Miguel G. Corral
No hay comentarios:
Publicar un comentario