15 octubre 2014

Santo permiso para ser humanos y herramientas para manejar la frustración

A veces, ciertos textos de Biblia inducen a preguntarte: ¿Es esto de verdad la palabra de Dios? ¿Por qué está este texto en la escritura? ¿Qué lección contiene?
Por ejemplo, tenemos versos en los Salmos, en pasajes que rezamos litúrgicamente, donde pedimos a Dios golpear contra la roca las cabezas de los hijos de nuestros enemigos. ¿Cómo nos invita eso a amar a nuestros enemigos? Vemos pasajes en el libro de Job donde éste se encuentra desesperado y maldice no sólo el día en que nació sino el mismo hecho de haber nacido. Es imposible encontrar siquiera una señal de algo positivo en su lamento. De semejante modo, en un famoso texto, oímos al Qohelet afirmar que todo en nuestras vidas y en la vida de este mundo es simple vanidad, viento, vapor, de ninguna sustancia ni trascendencia. Después, en los Evangelios tenemos pasajes donde los apóstoles, desalentados por la oposición a su mensaje, piden a Jesús mandar que baje fuego y acabe con aquellos mismos a los que se suponía que eran enviados. ¡Difícilmente se puede presentar como modelos para el ministerio!
Por Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf)
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