A veces, ciertos textos de Biblia inducen a preguntarte: ¿Es esto de
verdad la palabra de Dios? ¿Por qué está este texto en la escritura?
¿Qué lección contiene?
Por ejemplo, tenemos versos en los Salmos, en pasajes que rezamos
litúrgicamente, donde pedimos a Dios golpear contra la roca las cabezas
de los hijos de nuestros enemigos. ¿Cómo nos invita eso a amar a
nuestros enemigos? Vemos pasajes en el libro de Job donde éste se
encuentra desesperado y maldice no sólo el día en que nació sino el
mismo hecho de haber nacido. Es imposible encontrar siquiera una señal
de algo positivo en su lamento. De semejante modo, en un famoso texto,
oímos al Qohelet afirmar que todo en nuestras vidas y en la vida de este
mundo es simple vanidad, viento, vapor, de ninguna sustancia ni
trascendencia. Después, en los Evangelios tenemos pasajes donde los
apóstoles, desalentados por la oposición a su mensaje, piden a Jesús
mandar que baje fuego y acabe con aquellos mismos a los que se suponía
que eran enviados. ¡Difícilmente se puede presentar como modelos para el
ministerio!
Por Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf)
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