Como su querido Miguel Pajares, a quien acompañó hasta el final en Madrid, cuando este se convirtió en la primera víctima mortal del ébola fuera de África, Juliana Bonoha es una misionera que ha consagrado su vida al servicio de los demás.
Natural de Guinea Ecuatorial, esta religiosa de las Misioneras de la Inmaculada Concepción (MIC) ha pasado los últimos cinco años trabajando codo con codo con los Hermanos de San Juan de Dios, entre los que se contaba Pajares, y con otras dos de sus hermanas de congregación en el Hospital de San José, en Monrovia, capital de Liberia.
Por Miguel Ángel Malavia
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