El mundo cumplió su mayoría de edad en la modernidad. Dejó de necesitar a
Dios y se fue de su casa paterna. Ya no eran necesarios los dioses para
mover a los astros ni para atraer a la lluvia. Con los avances médicos,
Dios tampoco era necesario para conseguir curaciones sorprendentes. La
psiquiatría y las neurociencias están hoy acabando de expulsar a Dios de
uno de sus últimos reductos: el interior de la conciencia. ¿Queda algún
lugar para Dios en nuestro mundo? ¿Cómo seguir creyendo y rezando a un
Dios que no necesitamos? Este es uno de nuestros más grandes retos al
que la teología actual debería dar respuesta.
La autonomía del mundo. ¿Cómo seguir creyendo desde una cultura que no necesita a Dios? Es el titulo de la conferencia ofrecida por Andrés Torres Queiruga, teólogo y escritor, para inaugurar el curso 2014-15 de Cristianisme i Justícia ayer en Barcelona.
La autonomía del mundo. ¿Cómo seguir creyendo desde una cultura que no necesita a Dios? Es el titulo de la conferencia ofrecida por Andrés Torres Queiruga, teólogo y escritor, para inaugurar el curso 2014-15 de Cristianisme i Justícia ayer en Barcelona.
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