Carta nº 151 Noviembre 1898
“dando siempre buen ejemplo”
Perla corta, pero
profunda. Tan profunda como sencilla y clara. Podría ir desglosando cada una de
estas palabras que dedicó la M. Cándida e ir desgranando los efectos de cumplir
cada una de ellas. Pero creo que son tan claras que no necesita este
comentario. Aunque no me resisto a decir algo: dar en vez de hablar, aconsejar,… siempre, aunque cueste, aunque sea con pocas fuerzas, buen, o por lo menos sin malicia,
siendo tal como eres, buscando lo mejor que sabes, ejemplo, la mejor de las catequesis, la mejor de las
palabras.
Falta
poco para el final de curso, poco para esas últimas reuniones finales donde
cerramos un curso y comenzamos a pensar en el siguiente, y dando vueltas a este
asunto me vuelvo a encontrar con una historia que resume mucho de lo que quiero
expresar en estas fechas:
“Cuentan que en la carpintería hubo una vez
una extraña asamblea.
Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo ejerció la presidencia, pero la
asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido!.
Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero
pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas
vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el
delantal e inició su trabajo.
Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.
Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola,
la asamblea reanudó la deliberación.
Fue entonces cuando tomó la palabra el
serrucho, y dijo:- "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos,
pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace
valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en
la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el
martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para
afinar y limar asperezas y observaron que el metro era
preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
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