Kara Kostowich, una estudiante canadiense de 17 años, se convirtió, con su vestido, en la estrella del baile de graduación. Y no precisamente por el dinero que había gastado en la prenda, sino porque ninguna iba tan original como ella.

Con su vestido, en el que no faltó un conjunto de “post-it” que formaban el cinturón, se convirtió en la estrella de la fiesta. Su osadía le ha permitido gozar de su “momento de gloria” e incluso ser entrevistada por algunos de los medios de comunicación y televisiones de su país.
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