18 junio 2012

Caluroso mayo en Sevilla

Caluroso Mayo Sevillano …Y no sólo porque el termómetro pretendiera arañar los treinta y ocho grados y, de esta forma, hacerse con el protagonismo de otro titular de prensa, sino porque cuando los calores humanos se aúnan en una causa común, el ambiente se llena de ilusiones, de fiesta y de sueños que desean convertirse en realidad. Como colofón de un año cargado de esfuerzos para arrimar el hombro por nuestros compañeros del colegio de Mozambique, el día 24 de Mayo celebramos en nuestro salón de actos la edición más solidaria del “tú sí que vales”. Nos faltó, eso sí, la ironía de Risto Mejide, o los comentarios de Francisco Rivera. No los echamos de menos. Nos sobró el ingenio, el arte, el humor, y el atrevimiento para ponerse encima de un escenario. No tanto para ser aplaudidos, sino para recaudar el dinero que les falta a nuestros compañeros de tez negra que viven en el hemisferio sur. Hasta los profesores se desnudaron de su vergüenza para vestirse con una peluca ridícula que hiciera saltar al público de incredulidad y júbilo. Los presentadores del espectáculo, los profesores Víctor y Virginia, tuvieron gran parte de la culpa. Fue toda una fiesta. Y como la generosidad no tiene límite, un alumno del colegio, Diego, protagonizó un concierto de Rock y Blues, con el que también se colaboraba con el proyecto solidario. Y llegó el 31 de Mayo. La Eucaristía de la mañana, como no, con cantes rocieros. A la Madre Cándida le gusta ver a los del Norte haciendo lo propio y a los del sur con lo suyo. Celebrábamos tras cien años, que el grano de trigo si se entierra muere y que nuestro particular sembrador, Jesús de Nazaret, quiere que demos fruto en otras tierras. Así, despedíamos emocionados a los compañeros de 4º de Eso y de 2º de PCPI. Metáfora de la dispersión brasileña que puso a las Hijas de Jesús en la otra cara del mundo. Completamos la mañana con talleres, competiciones deportivas y un videoforum que nos hiciera pensar un poco. Infantil y Primaria también expresaron su alegría con una ofrenda floral a la Virgen del colegio. Y cerrábamos el día de fiesta con la tarde noche, no por eso con menos calor. Acompañamos a la Madre del Amor Hermoso por las calles del barrio. Tanto los más pequeños como los antiguos alumnos, nos dábamos cita para agradecer a María su maternidad y su protección. De ella aprendemos a ser discípulos y caminantes en un mundo que necesita de la luz y la sal del evangelio. Todo esto forma parte de nuestro particular tesoro. Una riqueza inmerecida de la que estamos orgullosos. Sabernos hijos e hijas de Jesús nos hace mejores personas. Y eso hay que contarlo. Antonio Luís Ferreira

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