12 septiembre 2011

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 111


Carta nº 111 Enero 1897

“… cuánto nos favorece el Señor y cuán obligadas estamos a serle agradecidas”

¡Qué grande es sentirse en las manos de Dios, saberlo, decirlo y agradecerlo!

Gracias M. Cándida por enseñarnos el camino, por descubrirnos que tú no eres el camino, sino que el Señor es el único camino y tú una señal que lo indica.

Cuando me siento “favorecido por el Señor” es cuando más tengo que estar abierto a las necesidades de los que están cerca y lejos. Es cuando debo coger fuerzas para seguir dando gracias cuando lleguen los momentos en los que, con mi pobre entendimiento, no me sienta tan “favorecido”. Yo soy de los que piensan que siempre es bueno rezar, en los buenos momentos y en los malos. Hace poco leí que Raymond Chandler recelaba de quienes habían olvidado cómo rezar. No precisaba a quién, ni cómo, ni él era muy religioso. Pero por algo lo diría.

Ya están todos, o casi todos, los colegios de España en marcha. Se inicia de nuevo una aventura. Hace poco también leí un artículo del cual comparto un trozo:

“En los evangelios se nos dice que el Maestro prefería las lecciones que permitían pensar: las parábolas. ¡Con qué frescor las leemos hoy después de veinte siglos! San Mateo dijo que la reina de todas ellas es la del sembrador, ese arrojar la semilla en los lugares más diferentes, donde también nos encontramos con diferentes dificultades receptivas: unos granos caen en el camino y por eso no sirven, otros quedan depositados entre espinas, y claro ahí …, pero otros buenos puñados van a parar a la tierra y allí, según la disponibilidad, podrán crecer verdaderas maravillas. Todavía no está todo: unos aceptarán, otros dudarán y otros rechazarán.

En un campo desértico, donde no había nada que esperar, puede aparecer una flor hermosa, o sea un talento, o un espíritu servicial. Para eso hay que estar encima: airear el terreno, roturar, abonar, esperar.

La fuerte baza de la educación se completa con el ejemplo y con el convencimiento de que la elección es única y libre y no hay que dejarse llevar por piedrecitas improcedentes.”

Y como el tiempo es importante en este asunto de la educación comparto un slogan para pensar: “Tiempo perdido, algo perdido; dinero perdido, nada perdido; corazón perdido, todo perdido”

Sigo invitando a compartir comentarios a las perlas. Puse las de septiembre la semana pasada. Ánimo. Recuerdo: antoniograusaez@hotmail.com.

Vuelvo a la frase de la M. Cándida y descubro en el fondo, un profundo compromiso con Dios que irremediablemente la llevó a comprometerse con las personas. Y nos sigue marcando el camino.

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