Palabras en la arena

A través de estas líneas, I. Yalom, nos comparte de un modo íntimo, casi coloquial, su visión de la psicoterapia, del encuentro entre analista y paciente, de las vicisitudes de la transferencia y la contra transferencia, y de las infinitas dimensiones involucradas en la clínica psicológica. Con un talento literario particular, Yalom tiene la fascinante habilidad de representar de un modo simple, ameno y sencillo, ideas, juicios y recursos que forman parte de su acervo clínico, ofreciéndonos una visión de su propia dimensión humana alcanzada a través de los años de su quehacer clínico.
Fundado en el conocimiento adquirido en cuarenta y cinco años de práctica profesional, nos ofrece una guía incomparable para una terapia exitosa, y compartiendo reflexiones y criterios va dando forma a un texto en el cual el lector encontrará exquisitas sugerencias y recursos para su propio ejercicio profesional. Por esta vía, a partir de las revisiones de sus notas clínicas, Yalom, va dando forma a una Carta Abierta a los terapeutas noveles, y bajo la modalidad de pequeños consejos y recomendaciones, combina a lo largo de 85 pequeñas unidades, ideas y técnicas útiles al ejercicio la psicoterapia.
La primera sección (1-40) esta dedicada a la naturaleza de la relación terapeuta-paciente, al valor del "aquí-ahora", y a la importancia del terapeuta y su "apertura" como agente de cambio, en tanto las dos siguientes (41-51) pasan del proceso al contenido abordando algunos vitales temas clínicos, y (52-76), refiere a una variedad de temas que surgen en el desarrollo cotidiano de una psicoterapia. Posteriormente en la cuarta, (77-83) aborda la utilización del sueño dentro del proceso terapéutico, para finalmente en (84-85) reflexionar sobre los obstáculos y privilegios de ser terapeuta.
Sorprendente libro, útil para terapeutas principiantes, amigable para terapeutas mas viejos, pero por sobre todo profundamente humano al punto de permitirnos reconocer en su propuesta y estilo, ya no, los lineamientos teóricos -que si se trasuntan a lo largo de todo su discurso- sino el más claro espíritu ferencziano, casi como una encarnación de lo que alguna vez Ferenczi aventuró sería el estilo e identidad de los terapeutas del futuro.