10 septiembre 2011

El MENSAJE es el MEDIO

Una regla que no suele fallar para salir (informativamente) de cualquier crisis es que se vuelvan aburridas. Así ocurre con los terremotos, los tsunamis o los huracanes por devastadores que sean; así ocurre con las hambrunas, las feroces guerras regionales o los atentados suicidas con decenas de muertos en cualquier lugar.
La repetición es lo opuesto a la información, puesto que la información -de esto o de aquello, del frío o de la luz- necesita de la diferencia. Que muchos puntos calientes tiendan a enfriarse y a desaparecer pronto de los media, tiene que ver con que la actualidad es, por esencia, candente.
Pero, siendo así, ¿cómo explicar que se sostenga tanto tiempo la tabarra de la crisis? Periodísticamente, solo en el supuesto de que se tratara de una supuesta tercera guerra mundial, amenizada con múltiples bajas, creciente destrucción y armas inéditas, su persistencia estaría justificada. Y así, más o menos, ocurre con esta gran crisis. Su comportamiento del que cada día puede esperarse un rayo de esperanza o, mejor, un trueno aún más espantoso mantiene en vilo al espectador.
Por Vicente Verdú

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