Es viernes, primero de septiembre, y el ministro de Educación, Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) recibe a EL PAÍS en un edificio en obras casi vacío. Mínima actividad a escasos tres meses de las elecciones del 20-N y en plena polémica por los recortes educativos en un sistema lastrado por el fracaso escolar. Los profesores de cuatro comunidades (Madrid, Galicia, Navarra y Castilla-La Mancha) han lanzado una llamada de auxilio. Gabilondo, antes que ministro catedrático de Metafísica, rector de la Universidad Autónoma de Madrid y rector de rectores, sale en su defensa. Ni son vagos ni llorones, viene a decir. Recortar docentes a costa de subir horas lectivas solo puede perjudicar la enseñanza individualizada y la atención a los alumnos con necesidades especiales.
Pregunta. ¿España puede permitirse recortes en educación?
Respuesta. Son tiempos de austeridad para todos y estamos trabajando por una estabilidad económica. El Gobierno ha reclamado a las comunidades que hagan este esfuerzo de evitar un déficit. Estamos mejorando en educación; ahora bien, es cierto lo que dijo la comisaria Androulla Vassiliou de que el abandono y el fracaso escolar se resentirán mucho si se hacen recortes. Creo que educación y sanidad deberían quedar al margen de políticas de recorte.
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