Emerge con alivio desde lo más profundo de su iceberg existencial.
Y en la hora de la verdad; en el umbral del más allá.
Sicólogos y siquiatras, analistas freudianos, qué diagnostico aventuráis de una persona,
mujer de 67 años, que en el diván de su muerte, deja escapar este suspiro?
Tranquilíííííísimamente tranquila, La í tuvo que ser larga, intensa. Enfática.
Para liberar esa paz remansada en el sosiego del amor que se le anida en los vericuetos
laberínticos del subconsciente; y pugna por brotar.
Es una mujer de hondo sentir. Y comunicativa. Y expresiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario