El pasado domingo 29 e mayo, la Iglesia celebró la solemnidad del Corpus Christi. En ella hacemos memoria del amor de Dios por nosotros, recordamos que a Dios no le somos indiferentes, que su promesa es actual, y que la Vida siempre nos sale al encuentro. Y es que el Santísimo Sacramento, es reflejo del compromiso de Dios con la humanidad entera y del deseo de Jesús de permanecer con nosotros siempre y en cualquier lugar donde nos encontremos, "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20)
Es tradición ese día, que
muchas procesiones salpiquen nuestra geografía; el Señor se pasea por las
calles de ciudades, pueblos y recónditos lugares del mundo. De este modo, el
Pueblo de Dios, acompaña de diversas maneras a Jesús en la custodia, con el
corazón agradecido, por el camino que Él recorre junto a nosotros a lo largo de
nuestra vida.
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