El pasado domingo 29 e mayo, la Iglesia celebró la solemnidad del Corpus Christi. En ella hacemos memoria del amor de Dios por nosotros, recordamos que a Dios no le somos indiferentes, que su promesa es actual, y que la Vida siempre nos sale al encuentro. Y es que el Santísimo Sacramento, es reflejo del compromiso de Dios con la humanidad entera y del deseo de Jesús de permanecer con nosotros siempre y en cualquier lugar donde nos encontremos, "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20)
Es tradición ese día, que
muchas procesiones salpiquen nuestra geografía; el Señor se pasea por las
calles de ciudades, pueblos y recónditos lugares del mundo. De este modo, el
Pueblo de Dios, acompaña de diversas maneras a Jesús en la custodia, con el
corazón agradecido, por el camino que Él recorre junto a nosotros a lo largo de
nuestra vida.
Aterrizando en lo que nos ocupa. Esa mañana, el sevillano
barrio de Nervión se despertó con aroma a romero, signo distintivo de que el
Señor disfrutará de las calles de Sevilla. Pero esta vez, en su tradicional
paso por nuestro barrio, hemos vivido una singular novedad. Por primera vez la
Congregación de las Hijas de Jesús y el Colegio
mismo, se ha hecho presente en la mañana del Corpus de una manera diferente,
un poco más expresa, de la mano del estandarte de la Madre Cándida.
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