24 mayo 2016

Los ángeles de la guarda del Mediterráneo

«Algunos, al llegar a tierra, nos piden perdón por tener que entrar así a Europa». De esta forma retrata Manuel Blanco el sentir de las miles de personas que se lanzan cada día al mar desde el litoral libio huyendo de la guerra. Él, como tantos otros rescatadores anónimos, es una de las últimas esperanzas para muchos refugiados cuando el mar está a punto de ganarles el pulso.
Pero además de ángel de la guarda, Blanco también es un bombero sevillano que un día decidió «hacer algo más» junto a unos amigos, con los que fundó Proem-Aid, la asociación con la que salvan vidas como si fuera algo cotidiano. Para ello, consiguieron que alguien les cediera un barco, lo remolcaron por carretera hasta Grecia y, después de 58 horas de viaje, atracaron en las costas de Lesbos, donde aguardan haciendo turnos desde diciembre de 2015 —las 24 horas del día— a que salte la alarma. Eso significa que tienen que lanzarse al mar en busca de un bote a la deriva repleto de refugiados.

No hay comentarios: