30 abril 2016

Ecuador, dos semanas después del terremoto: «No solo hay que reconstruir piedras»

Negda vive en Portoviejo, la capital de la provincia de Manabí, una de las regiones más afectadas por el seísmo del 16 de abril. Es miembro de la Organización de Mujeres Santa Marta, una asociación vinculada a Cáritas ecuatoriana, y lleva dos semanas repartiendo ayuda humanitaria y consolando a los vecinos que lo han perdido todo. «No dormimos en nuestras casas por temor a las réplicas. Cada día hay al menos una, y son muy fuertes», explica desde Ecuador. «Estamos desesperados, malviviendo en condiciones terribles, con muchísimo calor y sin acceso ni siquiera al agua». Negda, que ha perdido familiares en la catástrofe, describe el hedor que impregna las calles de su ciudad. «Tenemos que ir con mascarillas, porque las labores de rescate son lentas y aún hay fallecidos bajo los escombros». Lo corrobora Alfredo de la Fuente, sacerdote y vicario de Cáritas Portoviejo: «En la ciudad, el olor a muerto es indescriptible. La tarea de búsqueda y retirada de cadáveres es muy lenta. También la limpieza de escombros. Todo está lleno de máquinas, pero faltan días para que esto termine».


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