29 abril 2016

Antes la Iglesia y ahora la televisión condicionan los nombres de los niños


¿Se llama o se llamaba José o Antonio, quizás Manuel? Tu abuelo seguro que tenía un nombre cuando menos común. En cambio, ellas, eran más las Cándidas, Faustinas y Joaquinas, pero no había tantas Josefas, Marías y Cármenes como pudiera parecer. De hecho, los homónimos femeninos eran más originales y diversos que los masculinos, más ajustados a cánones.
Según un análisis elaborado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a partir de la revisión de la Estadística del Padrón Continuo del INE (Instituto Nacional de Estadística) los cambios en los nombres de los residentes en España saltaron de siglo y ha sido en el siglo XXI cuando ha invertido la tendencia. Ahora, los nombres más populares, los más repetidos por la ciudadanía, son de niñas, mientras que en el universo masculino se adivinan muchas nuevas modas. Isabel Fernández Morales, técnica de Investigación del CSIC en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales en Madrid, apunta que «la concentración masculina a lo largo del siglo XX pudo reflejar una tradición de sagas familiasres: el varón representaba la continuidad de la familia, la propiedad, el negocio, etcétera, y el nombre venía más determinado, era menos variable».

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