21 enero 2016

Yarmuk, una procesión de heridos de guerra

El que quiera saber cómo van las guerras del mundo puede recorrerlas como un turista, gastar una fortuna y asumir grandes riesgos o esperar en la tierra de nadie entre Serbia y Macedonia a que sus víctimas se la cuenten. A estos 10 kilómetros de camino sin asfaltar llegan grandes masas de refugiados que, en teoría, no tienen nada en común. Pero si se les pregunta su origen, se ven las cicatrices que los unen. Un grupo de afganos de etnia hazara, otro de iraquíes de Mosul... Y el más numeroso: los procedentes de Yarmuk, un campo de refugiados palestinos que se levantaba en un barrio de Damasco, la capital siria, y del que ya no queda ni el nombre.
- ¿Qué sucede en Yarmouk?
- No te lo puedo contar. No encuentro las palabras. El régimen de Asad lo bombardeó hasta que ya todo fue una escombrera. Después el ejército dejó entrar al Estado Islámico para limpiar el barrio casa por casa. Y nos hubieran matado a todos si no hubiera sido por que pudimos huir en el último momento.El que habla es Ahmed, un hombre de 40 años que huye con sus dos hijos. Uno de ellos, vestido con un chándal del Real Madrid, muestra una cicatriz de bala mal curada en su pierna izquierda. "Nos dispararon de lejos al salir del campo", explica. No quieren salir en ninguna foto porque su mujer aún sigue en Damasco al cuidado de sus padres. "Pueden reconocernos y matar a nuestros familiares allí".

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