Una vez MÁS, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre
nuestras actuaciones y lo que con ellas provocamos o podemos provocar. Lo hacemos
SIEMPRE
con la seguridad de sentirnos acogidos, amados y perdonados. Comenzamos
nuestra celebración escuchando la parábola del Hijo Pródigo y viendo un vídeo
que actualiza este texto. A continuación, pedimos perdón por aquellas acciones
que nos alejan de Dios, de los demás y de nosotros mismos. Peticiones de perdón
que nos iban ayudando a reflexionar y aterrizar en nuestras vidas.
Nuestro
capellán nos recordó que estábamos celebrando un año especial, el Año de la
Misericordia y que estamos invitados a experimentar la alegría de sentirnos
abrazados y acogidos SIEMPRE y en cualquier situación. Una vez que
quienes quisieron se confesaron, todos juntos dimos gracias queriendo
transformar las peticiones de perdón en compromisos, escritos en papel rojo, que
es el color del corazón y de la pasión. Al finalizar la celebración y para recodar la fiesta del perdón, compartimos unas golosinas en forma de corazón que nos recuerdan donde está el motor del cambio y donde queremos acoger a Dios que, en unos días, volverá a nacer.
Una vez que los delegados de Acción
Evangelizadora recogieron la Capilla, se juntaron para evaluar cómo había ido
la preparación de la celebración y la celebración en sí. Esta evaluación nos
ayudará a mejorar para la próxima vez.
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