Un sabor muy especial ha tenido para mi celebrar esta fiesta de
familia, nada menos que en el lugar donde nació Cándida María de Jesús.
–estábamos invitadas para un rato de oración a las 6 de la tarde y allí
fuimos llegando un grupo de Hijas de Jesús de las casas más cercanas y
otras personas del pueblo, como familia ampliada con deseos de recordar
la Pascua de nuestra querida Fundadora.
Después de los saludos iniciales, alegres por el reencuentro, pasamos a
la capilla donde María Jesús Esnal nos fue ambientando para ayudarnos a
rezar. Lo hizo con dos motivos: la encíclica Laudato Sii, y el
recuerdo de Santa Teresa –presente en una de las vidrieras- en este año
tan significativo de su aniversario.
Dos mujeres que marcaron un hito histórico en el mundo y en la iglesia y
que siguen siendo referencia para nuestro seguimiento –también como
mujeres consagradas- de Jesús.
Cantamos –cómo no- el himno a Cándida Maria y la conocida frase “Nada
te turbe, nada te espante… sólo Dios basta”, y en nuestro corazón
resonaba continuamente “En Jesús todo lo tenemos y sin El todo lo
tenemos perdido”… Fuimos poniendo ante el Señor, por medio de estas
intercesoras, nuestros deseos, búsquedas, peticiones.
Por María Luisa Berzosa FI
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