20 junio 2015

José Rodríguez Carballo: “No hay que mandar a religiosas a estudiar a Roma sin garantizarles condiciones dignas”

“Un obispo que aprueba un instituto de derecho diocesano tiene la obligación moral y de justicia de dar buena formación a sus miembros, de acompañarles y de asegurarles recursos económicos suficientes para llevar a cabo la misión para la que ha sido fundado”. El arzobispo José Rodríguez Carballo, secretario de la la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), asegura que no han llegado a este dicasterio de la Santa Sede denuncias de abusos a religiosas africanas por parte de sacerdotes y obispos como los desvelados por la congoleña Rita Mboshu, profesora de la Pontificia Universidad Urbaniana. 

PREGUNTA.- Sor Rita Mboshu dijo que algunas congregaciones africanas mandan a religiosas a estudiar a países occidentales sin dotarles de los medios suficientes para su sustento. Algunos sacerdotes y obispos aprovechaban esta situación para abusar de ellas. ¿Conocía esta realidad?
RESPUESTA.- No tengo noticias de ello, pero ciertamente es un hecho que hay religiosas, no sabría decir el número, si muchas o pocas, que vienen a Roma a estudiar, sin que les vengan aseguradas condiciones dignas para llevar a cabo sus estudios por parte de sus superioras o superiores. Yo mismo estoy acompañando a un grupo de religiosas que tienen dificultades. Deben trabajar durante el verano para poder pagarse los estudios durante el curso. Otro problema es que, durante el verano, muchas de las residencias donde se hospedan están cerradas y tienen que arreglárselas para buscar un lugar donde alojarse. Esto hace que, a veces, tengan que trabajar duramente por salarios ridículos, no dignos. Esto se puede prestar a otro tipo de abusos, aunque yo no conozco directamente ningún caso. En la congregación denunciamos, por supuesto, cualquier tipo de abuso, también el del trabajo no justamente remunerado. Sean obispos o superioras quienes las envían, deben asegurarse antes de mandar a las religiosas a Roma de que va a tener condiciones dignas de alojamiento para llevar a cabo los estudios, de que no van a tener que mendigar un trabajo o unas ayudas que a veces son insuficientes.
Por Darío Menor

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