26 junio 2015

Cuando hasta las cifras excluyen a los excluidos

No falta comida. El mundo produce la suficiente comida para alimentar más de la población mundial. No falta riqueza. Hay suficiente riqueza para que todos vivamos bien.
Falta justicia, falta robar menos y amar más.
Falta combatir la desigualdad.
Aproximadamente 6,6 millones de niños menores de cinco años mueren cada año, la mayoría por causas prevenibles, lo que significa que su derecho fundamental a sobrevivir y desarrollarse no se hizo efectivo. O lo que es lo mismo, cada cuatro segun­dos muere un niño menor de cinco años.
Las cifras cuentan historias sobre las circunstan­cias en que los niños nacen, son atendidos, crecen, aprenden, trabajan y se relacionan con los demás, al igual que las maneras en que se abren paso en el mundo.
Se considera que la mayoría de los países carece de datos válidos, confiables, pertinentes, oportunos y comparables, que permitan describir la totalidad de los aspectos en juego. Las cifras engañan, no nos dicen toda la verdad. A los ojos de la estadísti­ca, el niño no registrado no existe. Faltan demasia­dos datos, son precisos más registros a nivel mun­dial, estamos analizando tan solo la punta del iceberg.
Por Iñaki Alegría

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